LEONARDO, MONTSERRAT Y EL ENIGMA DE LA GIOCONDA
José Luís Espejo

Detrás
de La Gioconda se esconde un gran secreto. Éste es al mismo tiempo una
idea y un lugar. En el presente audiovisual se explica que Leonardo era
un hereje, descendiente de cátaros huidos del Pirineo catalán dos
siglos y medio antes de su nacimiento. De Vinciano (actual Vinçà), en
el Rosellón (norte de Cataluña) recibiría su apellido. Leonardo volvió
a la patria de sus antepasados entre los años 1481 y 1483, y
seguramente también en los primeros años del siglo XVI. Desde mi punto
de vista, en Montserrat pintaría al menos dos obras (una de ellas sería
su San Jerónimo), y habría tomado notas para algunas pinturas más (La
Virgen de las Rocas y La Gioconda). Este período de su vida, sus "años
perdidos", ha sido ignorado por la historiografía oficial. Sin embargo,
marcaron un antes y un después en su carrera profesional, así como en
su trayectoria vital. Un detalle importante: en esos "años perdidos" de
Leonardo, Giulio della Rovere, el futuro Papa Julio II (el que encargó
a Miguel Angel la decoración de la Capilla Sixtina), era abad de
Montserrat.
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